¡Bienvenidas!

Escribo mi primer blog desde una plaza de mi barrio, disfrutando de un sol mañanero y con el ruido propio de la ciudad como música de fondo. Quiero inspirarme y escribir.

Veo pasar varias mujeres; en ellas me detengo y las observo…todas diferentes. Algunas van a sus trabajos, otras ya lo están haciendo con su uniforme municipal cuidando los jardines. Veo jóvenes paseando a su perro, algunas en jeans y zapatillas, otras con ropa deportiva con su mascota al trote. Una mamá joven con un vestido fresco y holgado pasea con su guagüita. En el banco de al lado una señora bien arregladita hojea el diario del día. Todas, mujeres, todas diferentes; cada una con sus anhelos, alegrías y preocupaciones que trato de adivinar.

Me encantaría preguntarles si se sienten cómodas con su imagen, con lo que proyectan; preguntarles acerca de sus colores, de su estilo, de la relación que tienen con la ropa y con la moda.

Todas queremos vernos bien… sí, pero tal vez no siempre acertamos a elegir el color acorde con nuestra armonía, ni las prendas que más nos favorecen.

Todas querríamos tener más tiempo… sí, pero a veces nuestro clóset es tan caótico que nos demoramos horas en vestirnos.

Todas querríamos gastar menos… sí, pero a veces no racionalizamos nuestras compras y adquirimos simplemente lo que nos gusta o lo que está de moda.

Ver pasar a estas mujeres me inspira y me hace ir más allá. Me lleva a preguntarme: ¿sabemos transmitir a través de nuestra imagen nuestro interior?

Y es que somos esencialmente originales y fuimos creados en armonía: nuestro color de piel, pelo y ojos no compiten entre sí. Ambas características, armonía y originalidad, debemos cuidarlas a la hora de vestirnos arreglarnos.

¡BIENVENIDAS!